La meteorización es la desintegración, descomposición y
disgregación de una roca en la
superficie terrestre o próxima a ella como consecuencia de su exposición a los
agentes atmosféricos y físico-químicos, con la participación de agentes
biológicos. F. J. Monkhouse señala que
También puede definirse como la descomposición de la roca en su lugar; sería un
proceso estático por el cual la roca se rompe en pequeños fragmentos, se
disuelve, se descompone, se forman nuevos minerales. Se posibilita así la
remoción y el transporte de detritos en la
etapa siguiente que vendría a ser la erosión. La meteorización entonces, al reducir la consistencia de las masas
pétreas, abre el camino a la erosión.
Canchal posiblemente
formado por gelifracción en estratos casi horizontales de piedra caliza en la isla Flowerpot, Ontario,Canadá.
La meteorización física produce
desintegración o ruptura en la roca, sin afectar a su composición química o
mineralógica. En estos procesos la roca se va deshaciendo, es decir, se va
disgregando en materiales de menor tamaño y ello facilita el proceso de erosión
y transporte posterior. Las rocas no cambian sus características químicas pero
sí las físicas. Está causada por las condiciones ambientales (agua, calor, sal, etc.). Los agentes que la provocan son:
·
La descompresión:
Es la expansión y el agrietamiento que se producen en rocas que se han formado a gran profundidad, al encontrarse en la superficie donde la presión es mucho menor. A causa de esta dilatación comienzan a experimentar la formación de grietas o diaclasas con lo que se forman losas horizontales.
Es la expansión y el agrietamiento que se producen en rocas que se han formado a gran profundidad, al encontrarse en la superficie donde la presión es mucho menor. A causa de esta dilatación comienzan a experimentar la formación de grietas o diaclasas con lo que se forman losas horizontales.
·
Termoclastia
es la fisura de las rocas aflorantes como consecuencia de la diferencia de temperatura entre el interior y la superficie. La diferencia térmica día-noche es la causa: durante el día, al calentarse, la roca se dilata; sin embargo, por la noche, al enfriarse, se contrae. Al cabo de un tiempo acaba rompiéndose. Este tipo de meteorización es importante en climas extremados con gran oscilación térmica entre el día y la noche (como el desierto).
Termoclastia
es la fisura de las rocas aflorantes como consecuencia de la diferencia de temperatura entre el interior y la superficie. La diferencia térmica día-noche es la causa: durante el día, al calentarse, la roca se dilata; sin embargo, por la noche, al enfriarse, se contrae. Al cabo de un tiempo acaba rompiéndose. Este tipo de meteorización es importante en climas extremados con gran oscilación térmica entre el día y la noche (como el desierto).
Exfoliación del granito dando lugar a esferas de roca
cuyo espesor va disminuyendo por termoclastia.
La
termoclastia da origen a una forma típica de meteorización mecánica en rocas graníticas que se
denomina exfoliación en bolas, en inglés onion weathering (meteorización en
capas de cebolla) debido a que la radiación solar penetra muy superficialmente
en el granito, calentando apenas uno o varios centímetros a partir de la
superficie, que es la zona que se dilata, mientras que al enfriarse, se va
separando del núcleo interno.
·
Gelifracción:
es la rotura de las rocas aflorantes a causa de la presión que ejercen sobre ellas los cristales de hielo. El agua, al congelarse, aumenta su volumen en un 9%. Si se encuentra en el interior de las rocas, ejerce una gran presión sobre las paredes internas que acaba, tras la repetición, por fragmentarlas. Este tipo de meteorización es importante en climas húmedos y con repetidas alternancias hielo-deshielo (+0 °C/-0 °C), como los montañosos.
es la rotura de las rocas aflorantes a causa de la presión que ejercen sobre ellas los cristales de hielo. El agua, al congelarse, aumenta su volumen en un 9%. Si se encuentra en el interior de las rocas, ejerce una gran presión sobre las paredes internas que acaba, tras la repetición, por fragmentarlas. Este tipo de meteorización es importante en climas húmedos y con repetidas alternancias hielo-deshielo (+0 °C/-0 °C), como los montañosos.
·
Haloclastia:
es la rotura de las rocas por la acción de la sal. En determinados ambientes hay una gran presencia de sal. Esto es en los ambientes áridos, ya que las lluvias lavan el suelo llevándose consigo la sal. La sal, se incrusta en los poros y fisuras de las rocas, y, al recristalizar y aumentar de volumen, aumenta la presión que ejercen sobre las paredes internas (similar a la gelifracción) con lo que se puede ocasionar la ruptura. El resultado son rocas muy angulosas y de menor tamaño, lo que generalmente da lugar a los procesos de erosión.
es la rotura de las rocas por la acción de la sal. En determinados ambientes hay una gran presencia de sal. Esto es en los ambientes áridos, ya que las lluvias lavan el suelo llevándose consigo la sal. La sal, se incrusta en los poros y fisuras de las rocas, y, al recristalizar y aumentar de volumen, aumenta la presión que ejercen sobre las paredes internas (similar a la gelifracción) con lo que se puede ocasionar la ruptura. El resultado son rocas muy angulosas y de menor tamaño, lo que generalmente da lugar a los procesos de erosión.
Meteorización química
Un yagrumo (Cecropia
peltata) crece en la pared del Monumento a la Batalla de la Puerta, en Venezuela,
y muestra la acción sobre la disolución del cemento y de la roca caliza del
propio monumento por la acción de los ácidos de sus raíces.
Produce una transformación química de la roca
provocando la pérdida de cohesión y alteración de la roca. Los procesos más
importantes son los atmosféricos, el vapor de agua, el oxígeno y el dióxido de carbono que
están implicados en:
·
Oxidación Al reaccionar algunos minerales con el oxígeno
atmosférico.
· Disolución
Importante en minerales solubles como cloruros, nitratos, en rocas calcáreas y en el modelado karstico.
·
Carbonatación
Se produce al combinar el dióxido de carbono con ciertos minerales como el carbonato de calcio que se transforma en bicarbonato el primero es insoluble al agua pero el segundo no lo es, por lo que es arrastrado por ella.
Carbonatación
Se produce al combinar el dióxido de carbono con ciertos minerales como el carbonato de calcio que se transforma en bicarbonato el primero es insoluble al agua pero el segundo no lo es, por lo que es arrastrado por ella.
·
Hidratación
Por la que el agua es incorporada a la estructura de algunos minerales aumentando de volumen como el sulfato de calcio hidratado. Este proceso es fácil de ver, por ejemplo, mezclando anhidrita con agua, lo que produce una reacción exotérmica (desprende calor) al transformarse en yeso (sulfato de calcio hidratado).
Por la que el agua es incorporada a la estructura de algunos minerales aumentando de volumen como el sulfato de calcio hidratado. Este proceso es fácil de ver, por ejemplo, mezclando anhidrita con agua, lo que produce una reacción exotérmica (desprende calor) al transformarse en yeso (sulfato de calcio hidratado).
·
Hidrólisis
Es la rotura en la estructura de algunos minerales por la acción de los iones de H+ y OH- de agua, fundamentalmente en la meteorización del feldespato, que se transforma en arcillas y del granito que puede llegar a la caolinización (transformarse en arcillas, especialmente en caolín).
Hidrólisis
Es la rotura en la estructura de algunos minerales por la acción de los iones de H+ y OH- de agua, fundamentalmente en la meteorización del feldespato, que se transforma en arcillas y del granito que puede llegar a la caolinización (transformarse en arcillas, especialmente en caolín).
·
Bioquímica
La acción de los ácidos orgánicos procedentes de la descomposición de materiales biológicos en el suelo.
La acción de los ácidos orgánicos procedentes de la descomposición de materiales biológicos en el suelo.
Los nidos hechos en el suelo por las termitas
(Isoptera) en la Gran Sabana(Venezuela) generan
una alteración considerable de los minerales del suelo y del subsuelo. Esta
alteración favorece el crecimiento de algunas plantas en la mayoría de los
termiteros abandonados.
Meteorización biológica
Algunos seres vivos contribuyen a transformar
las rocas. Así, las raíces de las plantas se introducen entre las grietas
actuando de cuñas. Al mismo tiempo segregan sustancias que alteran químicamente
las rocas, como puede verse en la imagen: la decoloración de la pared por la
acción de los ácidos (carbónico y de otros tipos) nos muestra claramente este
proceso. También algunos animales, como las lombrices de tierra, las hormigas,
las termitas, los topos, etc., favorecen la alteración in situ de las rocas en
la superficie.
A ese tipo de alteración, a veces química,
que realizan los seres vivos la llamamos meteorización externa.
Se denomina suelo a la parte superficial de la corteza terrestre, biológicamente activa, que proviene de la
desintegración o alteración física y química de las rocas y de los residuos de
las actividades de los seres vivos que se asientan sobre ella.1
Los suelos son sistemas complejos donde
ocurren una vasta gama de procesos químicos, físicos y biológicos que se ven
reflejados en la gran variedad de suelos existentes en la tierra.
Son muchos los procesos que pueden contribuir
a crear un suelo particular, algunos de estos son: la deposición eólica,
sedimentación en cursos de agua, meteorización, y deposición de material orgánico.
De un modo simplificado puede decirse que las
etapas implicadas en la formación del sueloson las siguientes:
·
Disgregación
mecánica de las
rocas.
·
Meteorización química de los materiales regolíticos, liberados.
·
Instalación
de los seres vivos (microorganismos, líquenes, musgos, etc.)
sobre ese sustrato inorgánico. Esta es la fase más significativa, ya que con
sus procesos vitales y metabólicos, continúan la meteorización de los minerales, iniciada
por mecanismos inorgánicos. Además, los restos vegetales y animales a través de
la fermentación y la putrefacción enriquecen ese sustrato.
Inicialmente, se da la alteración de factores
físicos y químicos de las rocas, realizada, fundamentalmente, por la acción geológica del agua y otros
agentes geológicos externos, y posteriormente por la influencia de los seres
vivos, que es fundamental en este proceso de formación. Se desarrolla así una
estructura en niveles superpuestos, conocida como el perfil de un suelo, y una
composición química y biológica definida. Las características locales de los
sistemas implicados —litología y relieve, clima y biota— y sus interacciones
dan lugar a los diferentes tipos de suelo.
Los procesos de alteración mecánica y
meteorización química de
las rocas, determinan la formación de un manto de alteración o aluvión que, cuando por la acción de los mecanismos de transporte de laderas, es
desplazado de su posición de origen, se denomina coluvión.
Sobre los materiales del coluvión, puede
desarrollarse lo que comúnmente se conoce como suelo; el suelo es el resultado
de la dinámica física, química y biológica de los materiales alterados del
coluvión, originándose en su seno una diferenciación vertical en niveles
horizontales u horizontes. En estos procesos, los de carácter biológico y bioquímico llegan a
adquirir una gran importancia, ya sea por la descomposición de los productos
vegetales y su metabolismo, por los microorganismos y los animales zapadores.
El conjunto de disciplinas que se abocan al
estudio del suelo se engloban en el conjunto denominado Ciencias del Suelo,
aunque entre ellas predomina la edafología e incluso se usa el adjetivo edáfico para todo lo relativo al suelo. El
estudio del suelo implica el análisis de su mineralogía, su física, su química
y su biología.
Tipos de suelos
Existen dos clasificaciones para los tipos de
suelo, una según su funcionalidad y otra de acuerdo a sus características
físicas.
Por
funcionalidad
·
Suelos arenosos: No retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y no son aptos para la agricultura, ya
que por eso son tan coherentes.
·
Suelos
calizos: Tienen abundancia de sales calcáreas, son
de color blanco, secos y áridos, y no son buenos para la agricultura.
·
Suelos humíferos (tierra negra):
Tienen abundante materia orgánica en descomposición, de color oscuro, retienen
bien el agua y son excelentes para el cultivo.
·
Suelos
arcillosos: Están formados por granos finos de color
amarillento y retienen el agua formando charcos. Si se mezclan conhumus pueden ser
buenos para cultivar.
·
Suelos
pedregosos: Formados por rocas de todos los
tamaños, no retienen el agua y no son buenos para el cultivo.
·
Suelos
mixtos: Tiene características intermedias entre los
suelos arenosos y los suelos arcillosos, es decir, de los dos tipos.
Por
características físicas
·
Litosoles: Se considera un tipo de suelo que aparece en escarpas y
afloramientos rocosos, su espesor es menor a 10 cm y sostiene una vegetación
baja, se conoce también como leptosoles que viene del griego leptos que
significa delgado.
·
Cambisoles: Son suelos jóvenes con proceso inicial de acumulación
de arcilla. Se divide en vértigos, gleycos, eutrícos y crómicos.
·
Luvisoles: Presentan un horizonte de acumulación de arcilla con
saturación superior al 50%.
·
Acrisoles: Presentan un marcado horizonte de acumulación de
arcilla y bajo saturación de bases al 50%.
·
Gleysoles: Presentan agua en forma permanente o semipermanente con
fluctuaciones de nivel freático en los primeros 50 cm.
·
Fluvisoles: Son suelos jóvenes formados por depósitos fluviales, la
mayoría son ricos en calcio.
·
Rendzina: Presenta un horizonte de aproximadamente 50 cm de
profundidad. Es un suelo rico en materia orgánica sobre roca caliza.
·
Vertisoles: Son suelos arcillosos de color negro, presentan
procesos de contracción y expansión, se localizan en superficies de poca
pendiente y cercanos escurrimientos superficiales.
Clasificación
de los suelos
El suelo se puede clasificar según su
textura: fina o gruesa, y por su estructura: floculada, agregada o dispersa, lo
que define su porosidad que permite una mayor o menor circulación del agua, y
por lo tanto la existencia de especies vegetales que necesitan concentraciones
más o menos elevadas de agua o de gases.
El suelo también se puede clasificar por sus
características químicas, por su poder de absorción de coloides y por su grado
de acidez (pH), que permite la existencia de una
vegetación más o menos necesitada de ciertos compuestos.
Los suelos no evolucionados son suelos
brutos, muy próximos a la roca madre y apenas tienen aporte de materia
orgánica. Son resultado de fenómenos erosivos o de la acumulación reciente de
aportes aluviales. De este tipo son los suelos polares y los desiertos, tanto
de roca como de arena, así como las playas.
Los suelos poco evolucionados dependen en
gran medida de la naturaleza de la roca madre. Existen tres tipos básicos:
ránker, rendzina y los suelos de estepa. Los suelos ránker son más o menos
ácidos, como los suelos de tundra y los
alpinos. Los suelos rendzina se forman sobre una roca madre carbonatada, como
la caliza, suelen ser fruto de la erosión y son
suelos básicos. Los suelos de estepa se
desarrollan en climas continentales y mediterráneo subárido. El aporte de materia
orgánica es muy alto. Según sea la aridez del clima pueden ser desde castaños
hasta rojos.
En los suelos evolucionados encontramos todo
tipo de humus, y cierta independencia de la roca madre. Hay una gran variedad y entre
ellos se incluyen los suelos de los bosques templados, los de regiones con gran
abundancia de precipitaciones, los de climas templados y el suelo rojo
mediterráneo. En general, si el clima es propicio y el lugar accesible, la
mayoría de estos suelos están hoy ocupados por explotaciones agrícolas.
El suelo como sistema ecológico
Constituye un conjunto complejo de elementos
físicos, químicos y biológicos que compone el sustrato natural en el cual se
desarrolla la vida en la superficie de los continentes. El suelo es el hábitat de una biota específica de microorganismos y pequeños animales que constituyen el edafón. El suelo es propio de las tierras
emergidas, no existiendo apenas contrapartida equivalente en los ecosistemas
acuáticos. Es importante subrayar que el suelo así entendido no se extiende
sobre todos los terrenos, sino que en muchos espacios lo que se pisa es roca
fresca, o una roca alterada sólo por meteorización, un regolito, que no merece el nombre de suelo.
Desde el punto de vista biológico, las
características del suelo más importantes son su permeabilidad, relacionada con la porosidad, su estructura y su
composición química. Los suelos retienen las sustancias minerales que las plantas necesitan
para su nutrición y que se liberan por la degradación de los restos orgánicos.
Un buen suelo es condición primera para la productividad agrícola.
En el medio natural los suelos más complejos
y potentes (gruesos) acompañan a los ecosistemas de mayor biomasa y
diversidad, de los que son a la vez producto y condición. En este sentido,
desde el punto de vista de la organización jerárquica de los ecosistemas, el
suelo es un ecosistema en sí y un subsistema del sistema ecológico del que
forma parte.
El estudio de la dinámica del suelo muestra
que sigue un proceso evolutivo al que son aplicables por completo los conceptos
de la sucesión ecológica. La
formación de un suelo profundo y complejo requiere, en condiciones naturales,
largos períodos de tiempo y el mínimo de perturbaciones. Donde las
circunstancias ambientales son más favorables, el desarrollo de un suelo a
partir de un sustrato geológico bruto requiere cientos de años, que pueden ser
millares en climas, topografías y litologías menos favorables.
Los procesos que forman el suelo arrancan con
la meteorización física y química de la roca bruta. Continúa con el primer establecimiento
de una biota, en la que frecuentemente ocupan un lugar prominente los líquenes, y el desarrollo de una primera vegetación. El aporte de materia orgánica
pone en marcha la constitución del edafon. Éste está formado por una comunidad
de descomponedores, bacterias y hongos sobre todo y detritívoros, como los colémbolos o los diplópodos, e incluye también a las raíces de las
plantas, con sus
micorrizas. El sistema así formado recicla los nutrientes que
circulan por la cadena trófica. Los suelos evolucionados, profundos,
húmedos y permeables suelen contar con las lombrices de tierra, anélidos oligoguetos
comedores de suelo, en su edafón, lo que a su vez favorece una mejor mezcla de las fracciones orgánica y
mineral y la fertilidad del suelo.
Causas de la degradación o destrucción
de los suelos
·
Meteorización: consiste en la alteración que experimentan las rocas en
contacto con el agua, el aire y los seres vivos
·
Meteorización física o mecánica es aquella que se produce cuando, al bajar las
temperaturas, el agua que se encuentra en las grietas de las rocas se congela.
Así aumenta su volumen y provoca la fractura de las rocas.
·
Meteorización química es aquella que se produce cuando los materiales rocosos reaccionan con el agua o con las sustancias disueltas en ella.
·
Erosión:
consiste en el desgaste y fragmentación de los materiales de la superficie
terrestre por acción del agua, el viento, etc. Los fragmentos que se desprenden
reciben el nombre de detritos.
·
Transporte: consiste en el traslado de los detritos de un lugar a
otro.
·
Sedimentación: consiste en el depósito de los materiales
transportados, reciben el nombre de sedimentos, y cuando estos sedimentos se
cementan, originan las rocas sedimentarias.
Los suelos se pueden destruir por las lluvias. Estas van lavando el suelo, quitándole todos los nutrientes que necesita
para poder ser fértil, los árboles no pueden crecer ahí y se produce una deforestación que conlleva como consecuencia la desertificación.
La tala de bosques y la erosión
Las cifras indican que la destrucción de
bosques llega en nuestro país a niveles abrumadores. Hace 10 años se hablaba de
400.000 hectáreas anuales. Hoy, los más optimistas se sitúan en 600.000
hectáreas en tanto que otros consideran que se están destrozando 800.000.[cita requerida]
Datos muy serios afirman que en el término de
doce o trece años se habrán agotado nuestros árboles y será necesario importar
toda la madera de consumo.
Con las selvas y los montes, se habrá
extinguido también una inmensa variedad de especies animales y vegetales, que
constituyen parte fundamental de nuestro patrimonio natural y del mundo.
Y con la destrucción de la vegetación, se agotarán
también las aguas y los suelos. En la actualidad cada año sepultamos en el
fondo mar cerca de 500 millones de toneladas de
tierra fértil arrastradas por los torrentes que,
sin obstáculos, desmoronan las laderas desprovistas de la protección de la
vegetación.
Y los ríos, destruido el equilibrio de sus
cuencas, y deteriorados sus cursos por el exceso de sedimentación, no tienen ya
capacidad de navegación ni de contención de aguas. En consecuencia, cada año
aumentan las miles de hectáreas inundadas
con pérdidas incalculables, tanto en vidas humanas como en recursos materiales.
Conservación
La conservación de los suelos se logrará con
la educación de las personas. Debemos tener en cuenta que un suelo se forma
durante un lapso de miles y miles de años, gracias a la acción de factores como
el viento, la temperatura y el agua. Estos, lentamente van desmenuzando las
rocas, hasta reducirlas a pequeñas partículas, que al unirse con los restos de
plantas y animales conforman el suelo.
Una vez formado, el suelo es protegido y
conservado por la vegetación que crece sobre su superficie. Cuando el hombre
corta los árboles y deja expuestas las partículas del suelo a la acción del
sol, el viento y el agua, se produce la temida erosión. La capa vegetal es
arrastrada hacia el fondo de los océanos, y aquellos terrenos fértiles quedan transformados en desiertos. Dicho
empobrecimiento del suelo también es causado por desyerbar con azadón, por las
quemas, por el uso exagerado de herbicidas y fertilizantes, entre otros.
Para detener la destrucción de este recurso,
se hace urgente iniciar la siembra de árboles y la defensa de los bosques
nativos. El agricultor debe adquirir la sana costumbre de rotar los cultivos, de
trazar los surcos en sentido diferente a la pendiente del terreno, de sembrar
barreras vivas para evitar el rodamiento de las partículas. De todos es el
compromiso de proteger las fuentes de agua, como ríos y quebradas, conservando
toda la vegetación de la cuenca.
Formación del suelo
El suelo puede formarse y evolucionar a
partir de la mayor parte de los materiales rocosos, siempre que permanezcan en
una determinada posición el tiempo suficiente para permitir las anteriores
etapas. Se pueden diferenciar:
·
Suelos
autóctonos, formados a partir de la alteración de la roca que tienen debajo.
·
Suelos
alóctonos, formados con materiales provenientes de lugares separados. Son
principalmente suelos de fondos de valle cuya matriz mineral procede de la
erosión de las laderas.
La formación del suelo es un proceso en el que
las rocas se dividen en partículas menores mezclándose con materia orgánica en
descomposición. El lecho rocoso empieza a deshacerse por los ciclos de
hielo-deshielo, por la lluvia y por otras fuerzas del entorno:
1. El lecho de roca madre se descompone cada vez en
partículas menores.
2. Los organismos de la zona contribuyen a la formación del
suelo desintegrándolo cuando viven en él y añadiendo materia orgánica tras su
muerte. Al desarrollarse el suelo, se forman capas llamadas horizontes.
3. El horizonte A, más próximo a la superficie, suele ser
más rico en materia orgánica, mientras que el horizonte C contiene más
minerales y sigue pareciéndose a la roca madre. Con el tiempo, el suelo puede
llegar a sustentar una cobertura gruesa de vegetación reciclando sus recursos
de forma efectiva
4. Cuando el suelo es maduro suele contener un horizonte B,
donde se almacenan los minerales lixiviados.
Composición
Los componentes del suelo se pueden dividir
en sólidos, líquidos y gaseosos.
Sólidos
Este conjunto de componentes representa lo
que podría denominarse el esqueleto mineral del suelo. Y entre estos,
componentes sólidos, del suelo destacan:
·
Silicatos, tanto residuales o no completamente meteorizados, (micas, feldespatos, y
fundamentalmente cuarzo).
·
Como
productos no plenamente formados, singularmente los minerales de arcilla, (caolinita, illita, etc.).
·
Óxidos e hidróxidos de Fe (hematites, limonita, goethita) y de Al (gibbsita, boehmita), liberados
por el mismo procedimiento que las arcillas.
·
Clastos y granos poliminerales como materiales residuales de la
alteración mecánica y química incompleta de la roca originaria.
·
Otros
diversos compuestos minerales cuya presencia o ausencia y abundancia
condicionan el tipo de suelo y su evolución.
·
Sulfatos (aljez).
·
Cloruros y
nitratos.
·
Sólidos de
naturaleza orgánica o complejos órgano-minerales, la materia orgánica muerta
existente sobre la superficie, el humus o mantillo:
·
Humus joven
o bruto formado por restos distinguibles de hojas, ramas y restos de animales.
·
Humus elaborado
formado por sustancias orgánicas resultantes de la total descomposición del
humus bruto, de un color negro, con mezcla de derivados nitrogenados (amoníaco, nitratos), hidrocarburos, celulosa, etc. Según
el tipo de reacción ácido-base que
predomine en el suelo, éste puede ser ácido, neutro o alcalino, lo que viene
determinado también por la roca madre y condiciona estrechamente las especies
vegetales que pueden vivir sobre el mismo.
Líquidos
Esta fracción está formada por una disolución
acuosa de las sales y los iones más comunes como Na+, K+,
Ca2+, Cl-, NO3-,… así como por una
amplia serie de sustancias orgánicas. La importancia de esta fase líquida en el
suelo estriba en que éste es el vehículo de las sustancias químicas en el seno
del sistema.
El agua en el suelo puede estar relacionada en tres formas diferentes con el esqueleto sólido:
Tipos de líquido en el suelo.
·
La primera,
está constituida por una película muy delgada, en la que la fuerza dominante
que une el agua a la partícula sólida es de carácter molecular, y tan sólida
que esta agua solamente puede eliminarse del suelo en hornos de alta
temperatura. Esta parte del agua no es aprovechable por el sistema radicular de
las plantas.
·
La segunda
es retenida entre las partículas por las fuerzas capilares, las cuales, en
función de la textura pueden ser
mayores que la fuerza de la gravedad. Esta porción del agua no percola, pero puede ser utilizada por las
plantas.
·
Finalmente,
el agua que excede al agua capilar, que en ocasiones puede llenar todos los
espacios intersticiales en las capas superiores del suelo, con el tiempo
percola y va a alimentar los acuíferos más
profundos. Cuando todos los espacios intersticiales están llenos de agua, el
suelo se dice saturado.
Gases
La fracción de gases está constituida
fundamentalmente por los gases atmosféricos
y tiene gran variabilidad en su composición, por el consumo de O2, y la producción de CO2 dióxido de carbono. El
primero siempre menos abundante que en el aire libre y el segundo más, como
consecuencia del metabolismo respiratorio de los
seres vivos del suelo, incluidas las raíces y los hongos. Otros gases comunes
en suelos con mal drenaje son el metano (CH4 ) y el óxido nitroso (N2O).
Estructura del suelo
Horizontes del suelo.
Se entiende la estructura de un suelo como la
distribución o diferentes proporciones que presentan los distintos tamaños de
las partículas sólidas que lo conforman, y son:
·
Materiales
finos, (arcillas y limos), de gran abundancia en relación a su volumen, lo que
los confiere una serie de propiedades específicas, como:
·
Cohesión.
·
Adherencia.
·
Absorción de
agua.
·
Retención de
agua.
·
Materiales
medios, formados por tamaños arena.
·
Materiales
gruesos, entre los que se encuentran fragmentos de la roca madre, aún sin
degradar, de tamaño variable.
Los componentes sólidos, no quedan sueltos y
dispersos, sino más o menos aglutinados por el humus y los complejos
órgano-minerales, creando unas divisiones horizontales denominadas horizontes del suelo.
La evolución natural del suelo produce una
estructura vertical “estratificada” (no en el sentido que el término tiene en
Geología) a la que se conoce como perfil. Las capas que se observan se llaman
horizontes y su diferenciación se debe tanto a su dinámica interna como al
transporte vertical.
El transporte vertical tiene dos dimensiones
con distinta influencia según los suelos. La lixiviación, o lavado, la produce
el agua que se infiltra y penetra verticalmente desde la superficie,
arrastrando sustancias que se depositan sobre todo por adsorción. La otra dimensión es el ascenso vertical,
por capilaridad, importante sobre todo en los climas donde
alternan estaciones húmedas con estaciones secas.
Se llama roca madre a la que proporciona su
matriz mineral al suelo. Se distinguen suelos autóctonos, que se asientan sobre
su roca madre, lo que representa la situación más común, y suelos alóctonos,
formados con una matriz mineral aportada desde otro lugar por los procesos
geológicos de transporte.
Horizontes
Se llama horizontes del suelo a una serie de
niveles horizontales que se desarrollan en el interior del mismo y que
presentan diferentes caracteres de composición, textura, adherencia, etc. El perfil del suelo es la organización vertical de todos
estos horizontes.
Clásicamente, se distingue en los suelos
completos o evolucionados tres horizontes fundamentales que desde la superficie
hacia abajo son:
·
Horizonte O, "Capa superficial del horizonte A"
·
Horizonte A, o zona
de lavado vertical: Es el más superficial y en él enraíza la vegetación
herbácea. Su color es generalmente oscuro por la abundancia de materia orgánica
descompuesta o humus elaborado, determinando el paso del agua arrastrándola
hacia abajo, de fragmentos de tamaño fino y de compuestos solubles.
·
Horizonte B o zona
de Precipitado: Carece prácticamente de humus, por lo que su color es más
claro (pardo o rojo), en él se depositan los materiales arrastrados desde
arriba, principalmente, materiales arcillosos, óxidos e hidróxidos metálicos,
etc., situándose en este nivel los encostramientos calcáreos áridos y las
corazas lateríticas tropicales.
·
Horizonte C o subsuelo:
Está constituido por la parte más alta del material rocoso in situ, sobre el que se apoya
el suelo, más o menos fragmentado por la alteración mecánica y la química (la
alteración química es casi inexistente ya que en las primeras etapas de
formación de un suelo no suele existir colonización orgánica), pero en él aún
puede reconocerse las características originales del mismo.
·
Horizonte D, horizonte R, roca madre o material rocoso: es el material rocoso subyacente que no ha sufrido
ninguna alteración química o física significativa. Algunos distinguen entre D,
cuando el suelo es autóctono y el horizonte representa a la roca madre, y R,
cuando el suelo es alóctono y la roca representa sólo una base física sin una
relación especial con la composición mineral del suelo que tiene encima.
Los caracteres, textura y estructura de los
horizontes pueden variar ampliamente, pudiendo llegar de un horizonte A de
centímetros a metros. Otra explicación mas corta es la siguiente
Horizontes
del suelo
El suelo forma una serie de capas. Su
secuencia se llama perfil del suelo.
Las capas, también llamadas horizontes,
muestran todo lo que interviene en la configuración de un suelo, desde la
descomposición de las rocas al aumento de la materia orgánica.
Horizonte 0, capa de humus: depósitos de
material vegetal
Horizonte A, capa superficial del suelo:
orgánica mente rica, pero algunos minerales son arrastrados por el agua
subterránea.
Horizonte B el subsuelo: es menos orgánico,
pero rico en minerales que descienden de la capa superficial
Horizonte C, la roca madre: se rompe y
disgrega en trozos suelto y no contiene material orgánico.
Horizonte D, el lecho rocoso subyacente: el
contenido mineral del suelo procede de aquí.
La profundidad del suelo depende de factores
como la inclinación, que permite el arrastre de la tierra por las aguas, y la
naturaleza del lecho rocoso. La piedra caliza, por ejemplo, se erosiona más que
la arenisca, por lo que produce más productos de descomposición. Pero el factor
más importante es el clima y el efecto erosivo de los agentes atmosféricos.
Clasificación del suelo.
Para denominar los diferentes tipos de suelo
que podemos encontrar en el mundo, se han desarrollado diversos tipos de
clasificaciones que, mediante distintos criterios, establecen diferentes
tipologías de suelo. De entre estas clasificaciones, las más utilizadas son:
·
Clasificación
climática o zonal, que se ajustan o no, a
las características de la zona bioclimática donde se haya desarrollado un tipo
concreto de suelo, teniendo así en cuenta diversos factores como son los
climáticos y los biológicos, sobre todo los referentes a la vegetación. Esta
clasificación ha sido la tradicionalmente usada por la llamada Escuela Rusa.
·
Clasificación
genética, en la que se tiene en cuenta la forma y
condiciones en las que se ha desarrollado la génesis de un suelo, teniendo en
cuenta por tanto, muchas más variables y criterios para la clasificación.
·
Clasificación
analítica (conocida
como soil taxonomy), en la
que se definen unos horizontes de diagnóstico y una serie de caracteres de
referencia de los mismos. Es la establecida por la Escuela Americana.
Hoy día, las clasificaciones más utilizadas
se basan fundamentalmente en el perfil del suelo, condicionado por el clima. Se
atiende a una doble división: zona
climática y, dentro de cada
zona, el grado de evolución.
Dentro de ésta, se pueden referir tres principales modelos edáficos que
responderían a las siguientes denominaciones:
·
Podzol: es un suelo típico de climas húmedos y fríos.
·
Chernozem: es un suelo característico de las regiones de climas
húmedos con veranos cálidos.
·
Latosol o suelo laterítico: es frecuente en regiones tropicales de climas cálidos y
húmedos, como Venezuela y en Argentina (Noreste, Provincia de Misiones,
frontera con Brasil).
Textura
del suelo
La textura del suelo está determinada por la
proporción de los tamaños de las partículas que lo conforman. Para los suelos
en los que todas las partículas tienen una granulometría similar, internacionalmente se usan varias clasificaciones, diferenciándose
unas de otras principalmente en los límites entre las diferentes clases. En un
orden creciente de granulometría pueden clasificarse los tipos de suelos en arcilla, limo, arena, grava, guijarros,barro o bloques.
En función de cómo se encuentren mezclados
los materiales de granulometrías diferentes, además de su grado de compactación, el
suelo presentará características diferentes como su permeabilidad o su capacidad de retención de agua y su capacidad de usar desechos como
abono para el crecimiento de las plantas.
Importancia del suelo
El suelo tiene gran importancia porque
interviene en el ciclo del agua y los ciclos de los elementos y en él tienen
lugar gran parte de las transformaciones de la energía y de la materia de todos
los ecosistemas.
Además, como su regeneración es muy lenta, el
suelo debe considerarse como un recurso no renovable y cada
vez más escaso, debido a que está sometido a constantes procesos de degradación
y destrucción de origen natural o antropológico.
El Perú es un país pobre en buenos suelos, a pesar de
su gran extensión. De las 128,521,560 ha del país, sólo 25,525,000 ha
(19,86%) son aptas para la agricultura y la ganadería. En forma general los
suelos del Perú se han clasificado en siete regiones de suelos o regiones
geoedáficas.
1. Región yermosólica: En la Costa desértica, que abarca unas 10,000,000 ha. Los suelos buenos están en los escasos valles costeros. En los valles irrigados predominan los suelos aluviales (fluvisoles), de alta calidad. En los desiertos predominan los suelos arenosos (regosoles), los salobres (solonchaks), y los aluviales secos en los cauces secos (fluvisoles secos). En los cerros y colinas predominan los suelos rocosos (litosoles). En la Costa norte (Piura y Tumbes) los suelos son arcillosos y alcalinos (vertisoles). En la Costa sur existen suelos volcánicos (andosoles) de reacción neutra. 2. Región litosólica: En las vertientes occidentales áridas de los Andes, donde la topografía es muy desfavorable. Predominan los suelos pedregosos y rocosos (litosoles). En las partes bajas hay arenosos (regosoles) y áridos con calcio (yermosoles cálcicos). En las partes medias los hay con arcilla y cal (yermosoles lúvicos); con capa oscura y cal (xerosoles), y suelos pardos (kastanozems). 3. Región paramosólica o andosólica: En las alturas andinas encima de 4,000 msnm, donde existen buenos suelos, pero el uso agrícola está limitado por el frío. Predominan los suelos ricos en materia orgánica y ácidos (paramosoles), y existen suelos rocosos (litosoles), calcáreos (redzinas), arcillosos profundos (chernozems), y orgánicos profundos (histosoles). 4. Región kastanosólica: En los valles interandinos entre 2,200 y 4,000 msnm y en la parte superior de la selva alta. Predominan los suelos calcáreos de color rojizo y pardo rojizo (kastanozems cálcicos), arcillosos (kastanozems lúvicos) y profundos y finos (phaeozems). En el sur predominan los suelos de origen lacustre (planosoles), a veces con mal drenaje (gleisoles), y suelos de origen volcánico (andosoles). 5. Región líto-cambisólica: En la selva alta entre 2,200 y 3,000 msnm. La pendiente es extrema y los suelos son pobres y erosionables por las altas precipitaciones. Predominan los suelos superficiales (litosoles) y de formación incipiente o jóvenes (cambisoles). Pueden ser ácidos o calcáreos, y con frecuencia, de color amarillo. 6. Región acrisólica: En las partes medias e inferiores de la selva alta entre 500 y 2,800 msnm. Comprende algunos valles con buenos suelos. Predominan suelos profundos, de tonos amarillos y rojizos con buen drenaje (acrisoles) y arcillosos muy profundos (nitosoles). Hacia la selva baja aparecen suelos arcillosos ácidos y con fierro (acrisoles plínticos). En las pendientes los suelos son rocosos (litosoles). En los fondos de los valles los suelos son aluviales (fluvisoles), a veces con mal drenaje (gleisoles), y suelos arcillosos (vertisoles). 7. Región acrísólica ondulada: En la selva baja. Hay suelos rojos y amarillos, ácidos y de baja fertilidad natural (ultisoles), jóvenes de perfil poco diferenciado (entisoles), jóvenes con diferenciación en horizontes (inceptisoles), mal drenados (aguajales), moderadamente fértiles y bien drenados (alfisoles, vertisoles, molisoles), muy infértiles arenosos (spodosoles), de arenas blancas. |
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